Cualquier estimulación, positiva o negativa, que implica un cambio, genera estrés. El estrés no es malo si lo tenemos controlado, si mantenemos el equilibrio entre necesidades y recursos, pero si se nos va de las manos y no lo podemos controlar se puede convertir en algo perjudicial para nuestra salud.
El estrés es un fenómeno natural que se produce cada vez que tenemos que hacer un esfuerzo para adaptarnos a las exigencias y cambios de nuestro entorno. Es un mecanismo de adaptación que nos permite reaccionar a la situación que afrontamos. Todo cambio, sea positivo o negativo, genera estrés y desencadena ese mecanismo de adaptación que señalo. En el estrés van dos elementos de la mano: el estímulo estresor y la respuesta del organismo.
¿Noto el estrés bueno (eustrés) del malo (distrés)? Sí, porque depende de la duración, intensidad y repetición del estresor.
Cuando tengo estrés bueno tiene una duración e intensidad razonable y siempre lo llevo ligado a emociones positivas: placer, satisfacción… Cuando el estrés es malo lleva consigo una sobreestimulación durante un periodo demasiado largo y lo identifico con sentimientos de disgusto, inadaptación, trastornos físicos, etc.
El secreto está en tener un equilibrio en mi balanza personal entre los requerimientos, las obligaciones actuales de mi vida que exigen esfuerzos de adaptación, y mis capacidades para hacer frente a esas situaciones.
Ese equilibrio lo consigo “eligiendo” la zona correcta donde estar:
- Zona de Pánico: más riesgos de los que puedo asumir y controlar.
- Zona de Estancamiento: puedo asumir y gestionar más riesgos, tengo sensación de vacío y aburrimiento.
- Zona de Excelencia: donde me siento implicado, confiado y bajo control (es la zona que elijo).
Y… ¿cómo sé que estoy estresado?
Porque paso por diferentes fases:
- Fase de alarma: el cuerpo se “moviliza”, señales de alerta: palpitaciones, manos sudadas…
- Fase de resistencia: puede durar horas o días, una situación donde hago frente, me adapto, parece que lo controlo, pero estoy sobrepasado.
- Fase de agotamiento: estoy al límite de mis fuerzas, me derrumbo.
¿Cómo saben el resto de personas con las que me relaciono que estoy estresado?
Si es positivo porque estoy alegre, con mucha energía. Mientras que si es negativo se produce lo contrario, estoy agotado, con mal humor.
Para mí la clave está en equilibrar la balanza (recursos vs necesidades) y no “flirtear” con el estrés negativo. No basta con tener controlada la agenda personal, os recomiendo implementar estas acciones en vuestra vida:
- Tener un estilo de vida saludable: alimentación, actividad física, descansar.
- Realizar buenas técnicas de respiración, contribuye a detectar y gestionar mejor las emociones. Hay múltiples ejercicios, nos ayudará a relajarnos.
- Actuar sobre vuestro entorno: familiar, profesional, gestionando correctamente el tiempo, con objetivos, tareas, prioridades, descansos, etc.
- Poseer una actitud positiva: vive el presente, aunque planifiques el futuro, el pasado solamente sirve para aprender. Piensa que tu actitud influye en las personas que te rodean, no acapares todo hay cosas que es mejor no dedicarles tiempo y cambia tus creencias limitantes por potenciadoras si es necesario.
- Administrar vuestro tiempo: eso solo te corresponde a ti, tus obligaciones, recursos, tiempos de descanso, ocio, etc.