Los modelos mentales son las ideas que tenemos sobre cómo funcionan las cosas, cómo actúan otras personas y qué tipo de persona somos. A veces se les llama creencias, suposiciones o hábitos de pensamiento.
Dichos modelos mentales no son “verdaderos” en el sentido estricto de la palabra, son nuestras mejores predicciones sobre lo qué sucederá en una determinada situación. Se construyen a partir de nuestras experiencias, y si carecemos de experiencia, posteriormente nuestros modelos mentales serán inexactos.
El cerebro hace hipótesis y predicciones: "Si hago esto, entonces, esto sucederá..." Si la predicción es correcta, refuerza el modelo mental. Si no es correcta y sucede algo inesperado, entonces la predicción se modifica para la próxima vez. A esto me refiero cuando digo que se construyen a partir de nuestras experiencias.
Estos modelos mentales se componen de normas, valores, actitudes, creencias, premisas, experiencias, suposiciones… lo que nos hace adoptar un determinado comportamiento. Pero también puede influir en nuestro modelo mental las interferencias que tengamos del exterior.
En todo momento estamos observando (interpretando) de una determinada forma. A partir de lo que observamos (interpretamos), actuamos, y de acuerdo a esas acciones, obtenemos resultados.
Todo lo que hacemos tiene que ver con la forma en que vemos las cosas. Y cómo vemos las cosas tiene que ver con nuestros modelos mentales, que son los “anteojos” personales, las ideas y creencias que nos fueron enseñadas o fuimos conformando a través de nuestras experiencias. Cada persona tiene su propia manera de ver el mundo y, en consecuencia, todas las personas no observamos lo mismo cuando miramos.
Mi manera de ver el mundo y todo lo que hay en él (yo mismo, mi trabajo, relaciones, objetivos…) es única. Experimento el mundo a través de la construcción de mis creencias, experiencias y opiniones.
Evidentemente mi forma de ver las cosas, puede que no siempre sea la más clara. Por ejemplo, si me encuentro con un problema que nunca antes había tenido, es probable que no tenga la experiencia suficiente para resolverlo. En este caso, ver el problema desde mi perspectiva, no me va a ser de mucha ayuda para encontrar la solución.
Aquí es donde los modelos mentales pueden ser de gran apoyo. La clave está en conocer y utilizar diferentes modelos mentales. De esta manera, a la hora de generar ideas, tomar decisiones o resolver problemas, esos modelos nos ayudan a ver las cosas con una perspectiva más amplia y desde diferentes ángulos. Son herramientas, ideas, principios y percepciones que usamos consistentemente para tomar mejores decisiones o entender la vida. En definitiva, nos ayudan a pensar mejor.
Yo personalmente utilizo dos herramientas para mejorar los modelos mentales.
Modelo 80/20. Se trata de que, al buscar una solución a cualquier tema, tengamos en cuenta en un 80% el camino y las recomendaciones de siempre, lo utilizado hasta ahora. A su vez, que el 20% restante nos permita poner en práctica aspectos como la creatividad, el pensamiento alternativo y visualizar otras salidas poco habituales (se emplea mucho en los ámbitos de trabajo, de empresa).
Otro ejemplo es el Árbol de Decisiones o los Mapas Conceptuales. Cuando tengamos una situación determinada, pensar en diferentes opciones acerca de los posibles escenarios y las consecuencias que se pueden producir. Esto nos permitirá contemplar aspectos que quizás no habíamos imaginado (realizar un desglose de situación, una especie de Diagrama de Ishikawa).
Como conclusión, podríamos decir que los modelos mentales son hábitos de pensamiento. Por lo tanto, es muy importante que creemos y mantengamos modelos mentales útiles y fortalecedores. Para ello, necesitamos buenas fuentes de información, probar y prestar atención a la retroalimentación sobre nuestras ideas.
Termino señalando que los modelos mentales se forman de muchas maneras.
- Por Imitación: Tendemos a imitar las ideas y acciones de las personas que admiramos (generalmente no examinamos o verificamos bien estas ideas).
- Una experiencia única y significativa: Tomamos una experiencia inusual como normal y pensamos que eso es lo que sucederá cada vez.
- Correlación: Creemos que nuestra acción causó que algo ocurriera, pero en realidad no fue una causa, simplemente ocurrió al mismo tiempo (una casualidad).
- Experiencia, pruebas y retroalimentación: Esto nos formará buenos modelos mentales, pero, desgraciadamente, no lo hacemos todo el tiempo (conseguimos que los modelos mentales conformen información errónea o no prestamos atención a la retroalimentación).