DIÁLOGO INTERIOR

Domingo  /  03 de Noviembre, 2019

Los seres humanos empezamos a utilizar el Diálogo Interior desde que somos conscientes. Este diálogo se realiza en la mente de la persona, consiste en mantener una conversación con uno mismo-a, con el yo interior o mente subconsciente. La mente subconsciente dialoga desde los contenidos alojados en nuestro sistema de creencias, generadas en un 90% en la infancia (aproximadamente hasta los siete años). De esta forma, el diálogo mantenido entre consciente y subconsciente, girará en torno a las creencias que se generaron en esa etapa, a las cuales hay que añadir las creencias generadas posteriormente.

Como reflejaba W. Timothy Gallwey (autor de varios libros en los que establece una nueva metodología para el entrenamiento y desarrollo de la excelencia personal y profesional en diferentes áreas y/o disciplinas, como por ejemplo el deporte) en su libro “El juego interior del tenis”, tenemos dos “yo”. 

“Me di cuenta que, mientras uno intenta aprender a jugar al tenis, uno mantiene una continua conversación consigo mismo. Una parte de este monólogo interior está basada en el miedo y la duda de sí mismo, y ayuda a crear un entorno poco propicio para el buen desempeño del jugador. A esa voz interior crítica la llamé yo número 1 y al yo que tenía que golpear la pelota, yo número 2. Rápidamente constaté que, cuanto menos monólogo crítico y controlador hubiera, mejores eran los golpes. Cuanto más confiaba en el potencial de mi yo número 2, mejor era mi juego y, al mismo tiempo, más silencioso se quedaba mi yo número 1. Esta parte del Juego Interior no ha cambiado con el tiempo, y nunca cambiará mientras los seres humanos se vean afectados por miedos, dudas y distracciones de la mente”.

Gallwey reflejaba que los-as deportistas juegan dos partidos, uno exterior, el que disputan, y otro interior, en su mente. Y es precisamente este partido interior lo que hace que en ocasiones se gane o se pierda. Por tanto, la clave estará en silenciar el yo número 1 y dejar fluir al yo número 2.

Yo número 1: es quien da las órdenes y evalúa la ejecución de la misma. Ordena, juzga y se preocupa. Es quien dicta cómo debemos jugar y juzga si lo hacemos bien o mal. Interfiere en nuestro juego y hace que nuestro rendimiento disminuya.

Yo número 2: es quien parece ejecutar las órdenes del yo 1. Es quien ejecuta los golpes, quien actúa y quien experimenta el juego. Cuando es libre de interferencias del yo 1, es decir, la mente permanece en silencio se vuelve uno con sus actos y nuestro rendimiento aumenta.

Para ello debemos dominar ciertas habilidades, tratando de eliminar los hábitos negativos: excesivas críticas consigo mismo-a, nerviosismo cuando no nos salen las cosas, falta de concentración en algunos momentos, no valgo, voy a perder, mi rival es superior, no tengo nada que hacer… Y sustituirlos por hábitos positivos: confianza en sí mismo-a, concentración relajada, la mente puesta en el objetivo visualizando el resultado deseado, dejar que el partido fluya (confiar en el yo 2), observar los resultados con calma y sin juzgar…

En definitiva, el diálogo interior es importante, nos detecta pautas de conducta que no queremos para poder cambiarlas. Nos ofrece la posibilidad de aprender de los errores, rectificar y optar por otras opciones que nos propicien mejor resultado. Intentemos conseguir una comunión entre el cuerpo y la mente del-a deportista, porque se establecerá un diálogo interno positivo y descubriremos el verdadero potencial que tenemos todas las personas dándonos pie a obtener el resultado que esperamos.