ANSIEDAD Y ANGUSTIA

Domingo  /  24 de Noviembre, 2019

La ansiedad es una respuesta emocional que responde con un mecanismo de supervivencia ante una posible amenaza (lucha y huida). Generalmente, la ansiedad es sinónimo, incluso para la terminología médica, de estrés, tensión, sentirse nervioso-a, etc.

Es un estado emocional negativo que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión, relacionadas con la activación del organismo. Así pues, la ansiedad tiene un componente de pensamiento (por ejemplo, la preocupación y la aprensión) llamado ansiedad cognitiva, y un componente de ansiedad somática, que constituye el grado de activación física percibida. 

Es considerada como un factor o rasgo permanente de la personalidad. Este es el grado de ansiedad que presenta generalmente un individuo-a en la mayoría de las situaciones. Es la disposición latente a comportarse de manera más o menos ansiosa bajo situaciones de estrés.

También es considerada como un estado temporal, aquélla evocada por circunstancias especiales, y se refiere a los sentimientos subjetivos de tensión que una persona experimenta en determinadas circunstancias percibidas como amenazadoras, sin relación con el verdadero peligro presente.

La angustia es un estado penoso que muchas veces está acompañado con el miedo, la ira, la repulsión y obsesión. Se caracteriza por aparecer como reacción ante una situación desconocida o impresión.

Son procesos distintos. La ansiedad tiene que ver con el “ansia” y con la creencia de que existe un objeto que tape esa ansiedad, pertenece al orden de lo biológico. Está relacionada con no querer pasar, con cierta renegación. La angustia pertenece al orden de lo subjetivo y se pone en juego el deseo.

En el deporte, lo dicho nos lleva a una ética educativa que tiene que ver con dirigir el estado emocional del (la) deportista. Si sólo miramos la ansiedad como un conjunto de síntomas que perjudican al (la) deportista, que hay que eliminar y entrenar como hacerlo, no tenemos en cuenta la subjetividad, la individualidad de cada individuo-a.

La ansiedad se puede producir precisamente por la frustración de las metas puestas en juego. Unas metas que a veces son demasiado ideales y que se ponen en relación únicamente a ser el (la) mejor o ganar siempre. No se tiene en cuenta al otro-a, no se tienen en cuenta los límites. Es más importante competir con uno mismo-a, asumir los límites y lo que nos cuesta superarlos, que basarnos en ideales omnipotentes.

Si aceptamos la incertidumbre, no será un drama ni el ganar ni el perder. El entrenador-a o educador-a debe dirigir al (la) deportista hacia esta aceptación.