DISFRUTAR CON LO QUE HAGO

Domingo  /  13 de Septiembre, 2020

Todos-as conocemos personas que han tenido fuertes experiencias en un momento de sus vidas, por temas de salud, laborales, etc. a través de las cuales consiguen reflexionar, tener otra visión de las cosas y en consecuencia modifican cómo afrontar su vida a partir de entonces. Desgraciadamente, en muchos momentos, nos tienen que pasar cosas muy duras o difíciles de superar para pararnos, pensar y empezar a valorar cómo disfrutar de las cosas que hacemos.

Hace pocos días un conocido me contaba cómo había pasado las vacaciones, recordaba con detalle algunas anécdotas y las comparaba con otras similares de otros periodos estivales, señalaba que “había sido feliz”. Al oír esto le pregunté si el resto del año no era feliz, si disfrutaba en su trabajo, en sus actividades diarias… Me miró y no supo responderme.

Estos son solo dos ejemplos de los muchos que hay sobre saber disfrutar con lo que hacemos. La mayor parte del tiempo (algunos estudios señalan en torno al 70%) tenemos la atención fuera del momento presente, recordando experiencias pasadas o pensando en posibles situaciones que puedan ocurrir. En definitiva, dedicamos muy poco tiempo (en torno al 30%) a vivir el presente, el ahora. Frases como: tengo ganas de que llegue el fin de semana para pasarlo bien… cuando me jubile podré dedicarme… voy a preparar las próximas vacaciones… demuestran que estamos “programando” nuestra felicidad. Si conseguimos estar completamente atentos-as en vivir el presente, seguramente nuestro estado emocional se acercará a lo que entendemos por disfrutar con lo que hacemos, lo que llamamos bienestar o felicidad. Además, los estímulos que desencadenan emociones desagradables suelen presentarse en nuestros pensamientos, no con la percepción de los estímulos reales vividos en el presente.

El primer paso para disfrutar de lo que hacemos es vivir en el ahora, ni el pasado ni el futuro, sino el presente. Aprendamos a poner nuestra plena atención en lo que hagamos cada jornada, cada momento (trabajo, actividades, deporte, familia…) a disfrutarlo, vivirlo como si fuera único, irrepetible. Disfrutar con lo que hacemos no es fruto de la buena suerte, ni se puede comprar, depende de nosotros-as mismos-as, de cómo interpretemos y abordemos las situaciones. Hay personas que, aparentemente, lo tienen todo: familia, buen trabajo, dinero… y no son felices porque posiblemente se limitan a cumplir determinadas expectativas de otras personas o se han alejado de aquello con lo que disfrutan.

Evidentemente vivir el presente no significa que no podamos pensar en el pasado o futuro, lo haremos, pero retornaremos a la situación que estemos desarrollando en ese momento con el ánimo de disfrutarla al máximo. Y, si no disfrutamos con lo que hacemos, pensemos por qué es y busquemos una solución, la cual puede pasar incluso por abandonar dicha actividad. Disfrutar con lo que hacemos es una cuestión de actitud.