DIRIGENTES PARA DIRIGIR

Domingo  /  27 de Diciembre, 2020

Algunos-as dirigentes o directivos-as empiezan por primera vez a ejercer su cargo sin tener experiencia ni haber recibido previamente formación para desempeñar dicho puesto.

Esta situación se puede dar por ejemplo en un ascenso (empresa), por lo que se pasa a ocupar otro rol, asumiendo nuevas responsabilidades aun sin tener nociones en muchas ocasiones de cómo gestionar la responsabilidad que se acepta ni tampoco cómo dirigir la gestión del equipo de trabajo. Es de suponer, que quien-es deciden dicho ascenso ven más fortalezas que debilidades en el perfil elegido y optan por ascenderlo-a, pensando que la persona elegida conseguirá instruirse así como adaptarse a las exigencias y necesidades del puesto. En dicho caso, siempre queda la opción de que la persona elegida solicite en su ascenso la formación necesaria para la correcta función del desempeño de la nueva competencia.

También hay otros perfiles que se convierten en dirigentes a través de votaciones (política, deporte…) algunos-as tienen experiencia o formación en relación a la materia, otros-as ninguna. Después viene la elección del equipo de trabajo (en ocasiones es el equipo que le acompaña en las elecciones a las que se presenta) y el reparto de tareas y responsabilidades.

Dirigir no es nada sencillo, al revés, es bastante complicado porque lleva implícito dominar varias habilidades como la comunicación, toma de decisiones y liderazgo para obtener lo mejor de las personas y equipos de trabajo. Quien no tiene experiencia, no tiene formación y tampoco equipo de trabajo, gestiona guiado por sus creencias o preferencias, o según las influencias que tenga de determinados sectores, lobbies, personas… o simplemente comparándose con el cargo anterior. De esta forma, a veces se funciona por imitación o intentando ser un poco mejor, corrigiendo los posibles errores de su antecesor-a si los detecta.

La dimensión de dirigir comporta ciertos riesgos en la medida que se trabaja, directa o indirectamente, con y para personas. Disponer de una base sólida, de unos buenos conocimientos es fundamental para poder desarrollar este trabajo. Y, si esos conocimientos o experiencias no se tienen, deberán ser sustituidos en la medida de lo posible por las capacidades del equipo de trabajo, circunstancia que implicará saber delegar. El problema viene cuando no se tiene experiencia, no se domina la materia, no se opta por la preparación/formación, el equipo tampoco funciona relativamente bien y cuesta delegar, porque todo debe pasar por quien “dirige”. En este escenario la situación es complicada.

En el coaching deportivo también se pueden trabajar con los-as dirigentes, clubes e instituciones deportivas diferentes temas como son aspectos organizacionales, estructurales, estratégicos, comunicación, valores, principios, definición de objetivos, liderazgo, trabajo en equipo… a través de diferentes procesos con el propósito de que la gestión sea la adecuada o, cuando menos, facilitarla.

Un directivo-a realiza muchas funciones, pero está obligado-a a cumplir con las más importantes: planificación/previsión, organización, dirección/ejecución, coordinación y control (Henry Fayol, 1985). Porque ser dirigente/directivo-a es una importante responsabilidad, dirigir no significa dominar todo, pero implica manejar con acierto la batuta.