SI NO SIEMBRAS, NO RECOGES

Domingo  /  02 de Mayo, 2021

A lo largo de mi vida he podido escuchar en varias ocasiones aquello de que… “recogemos lo que sembramos”. No estoy muy de acuerdo con ello, porque hay veces que uno-a recoge menos de lo que siembra. De la misma manera, estoy completamente convencido que, si no sembramos, tenemos muy poco para recoger. Además, recelo de quienes recogen sin sembrar.

Nuestras acciones debieran convertirse en una constante siembra en formación y/o trabajo, pero también en educación, valores, empatía, solidaridad, generosidad, superación… aspectos que nos conviertan en mejores personas. Porque cuanto mejores personas seamos, mejor funcionaremos y más felices estaremos, primero con nosotros mismos-as y después con el entorno.

Los-as que tenemos una cierta edad, cuando nuestros progenitores nos decían: “quien no siembra no recoge” iba siempre ligado a un discurso relacionado con el esfuerzo, el compromiso, la dedicación. Seguro que lo hacían con la mejor intención, con la idea de trasladarnos la fórmula que nos diera el resultado esperado. 

Esto significaba que nos esforzáramos en los estudios, que si no se estudiaba no se aprobaba. Después, cuando obtenemos el primer trabajo, vienen los recurridos consejos: “pórtate bien”; “no causes problemas”; “intenta pasar desapercibido-a” y sobre todo “trabaja y trabaja, quien no trabaja (siembra) lo-la despiden (no recoge)”.

Introducidos en el ruedo del colegio y/o trabajo, topamos con “colegas” que no siembran y, por si fuera poco, se aprovechan de nuestro “sistema de riego”. No merece la pena enfadarse, simplemente alejarse de los-as parásitos, quitar las malas hierbas, personas negativas. Procuremos rodearnos de compañeros-as positivos, apoyos que nos ayuden a sostener y dirigir nuestra particular “planta” que hemos sembrado.

Para esta siembra, nos hace falta algo más que formación, trabajo y compañeros-as. Tenemos que complementarla con abonos como el pensamiento positivo para las situaciones complicadas, respeto a todo y hacia todos-as, empatía para saber ponernos en los “zapatos” del resto de personas, la generosidad de poder compartir nuestras fortalezas y con espíritu de superación para mejorar. 

Tener paciencia y sobre todo disfrutar del proceso de la siembra y crecimiento. Las personas, por lo general, somos impacientes por naturaleza. Creemos que al día siguiente de la siembra podemos recoger el fruto, o que sin regar lo suficiente nos crecerá.

Todo esto es trasladable al resto de organizaciones, al fin y al cabo, las componemos personas. Una empresa, un club… para recoger los frutos necesita analizarse, saber qué quiere abordar, establecer un plan estratégico, incorporar recursos, equivocarse, corregir, avanzar… sin esperar o estar más preocupado-a de la “foto” inmediata, teniendo una visión de futuro a través de un trabajo ordenado y planificado donde no cabe la improvisación, dotado de los recursos necesarios. 

Es parte del proceso, de la siembra. No intentemos engañarnos, todo tiene su evolución, sus tiempos. Y que tampoco nos preocupe sembrar y que los frutos los recojan otros compañeros-as que vienen detrás, no hay problema, porque habremos disfrutado y avanzado en el recorrido de su ejecución.

Si nos rodeamos de gente como nosotros-as, con las mismas inquietudes, sin intereses personales, sin egoísmos, que trabajen en y para el equipo, nos ayudará a regar nuestra siembra con el objetivo de conseguir una buena cosecha para nuestra empresa, club… disfrutando del proceso.