CONTROLA EL ESTRÉS

Domingo  /  13 de Marzo, 2022

Cuando vemos a una persona con mucha carga de trabajo, acelerado-a, colgado-a del móvil, ordenador, reuniones… le preguntamos cómo le va y nos responde: “voy a tope, con mucho estrés”. Inmediatamente pensamos en positivo, vaya portento, que cantidad de trabajo realiza, llega a todo, etc. 

El estrés, que  tan bien visto está, sobre todo en el mundo ejecutivo, se produce cuando hay un desequilibrio entre obligaciones y recursos. Es un fenómeno natural que se genera cada vez que tenemos que hacer un esfuerzo extra para adaptarnos a las exigencias y cambios en nuestras actividades.

Ojo, no confundamos una agenda completa de tareas controladas (en tiempo y recursos) a realizar, donde la clave para afrontarlas con garantías está en organizarse, con tener un desbordamiento absoluto de temas a desarrollar y no gozar de recursos para hacerlos, pensando: “lo tengo que hacer”.

El estrés se puede convertir en un mecanismo maravilloso de adaptación que nos permite reaccionar. Todo cambio, sea positivo o negativo, nos genera estrés y desencadena ese dispositivo de adaptación que indico. Esto nos lleva a pensar que podemos tener estrés bueno o malo, dependerá de la duración y la intensidad. 

Si el estrés es bueno, tendrá una duración e intensidad razonable e irá ligado a emociones agradables (placer, satisfacción, motivación…) Nos facilita la aceptación de las tensiones momentáneas, nos transmite energía y nos hace ser más productivos y eficaces. Además, comprobamos que tenemos recursos suficientes para ello.

Si por el contrario es malo, tendremos una sobreestimulación durante un periodo demasiado largo de tiempo, mezclados con sentimientos de disgusto, inadaptación y trastornos físicos. Esto viene producido, como señalaba antes, por un desequilibrio entre obligaciones y recursos. Produce tensión y nos invade la confusión y la pérdida de confianza en uno mismo-a: “no llego, no soy capaz”.

El estrés tiene tres estadios, nos avisa, intentamos hacerle frente resistiendo y termina por agotarnos:

• FASE DE ALARMA: El cuerpo se moviliza. Envía señales de alerta: palpitciones, manos sudadas…

FASE DE RESISTENCIA: Puede ir desde una hora a varias semanas. Haces frente a la situación, te adaptas, parece que controlas, pero estás sobrepasado-a.

• FASE DE AGOTAMIENTO: Estamos al límite de nuestras fuerzas, hemos consumido todas las reservas, nos derrumbamos. En algunos casos sufrimos de burnout (síndrome de estar quemado en el trabajo, es un estado de agotamiento físico, emocional y mental).

Sabiendo esto, ¿percibes si tienes estrés? ¿en qué fase te encuentras? ¿qué mensajes te está enviando tu cuerpo para decirte que es el momento de ocuparte de ti?

Por último, señalo algunas medidas que nos ayudarán a enfrentar el estrés.

Establece objetivos realistas: Tienen que ser desafiantes, pero factibles, no te pongas retos inalcanzables.

Gestiona tu tiempo: Organiza tu agenda, planifica las tareas, lo urgente, lo importante, evita los “ladrones” de tiempo (ciertas llamadas de teléfono, chatear con colegas, reuniones largas…)

Dedícate tiempo: Para practicar tus aficiones, estar con la familia, los amigos-as, relajarte.

Adopta un estilo de vida saludable: Dormir bien, dieta equilibrada y variada, hacer ejercicio regularmente, practica buenas técnicas de respiración.

¿Tienes controlado el estrés o el estrés te domina a ti?