La creatividad es una de las capacidades más importantes del ser humano. Surge, principalmente, como método de subsistencia. A lo largo de la historia el hombre y la mujer han abordado y solucionado los problemas que les surgían. Entendían que dichas situaciones que se les presentaban podían ser solucionables e incluso mejorables, que debían buscar una nueva alternativa, algo nuevo, diferente, una solución que les permitiera salir adelante.

Así, entre otros muchos ejemplos, hemos leído como los humanos-as aprendieron a cazar, pescar, cultivar, recolectar, etc. con la idea de mejorar su vida y, como señalaba antes, avanzar en su subsistencia.

Hoy día es bastante habitual encontrarse con quienes piensan que solamente son creativos-as un determinado tipo de personas, las que pintan obras de arte, componen canciones, generan edificios arquitectónicos de gran calado, escriben libros, etc.

Es evidente que hay personas que tienen un sentido de la creatividad mucho más desarrollado, a la vez que es injusto pensar que solo algunos determinados perfiles de personas son creativos y el resto no lo alcanzan. Esa idea cambió en la década de los sesenta, siendo una década después cuando se impulsa en el mundo educativo la creatividad, así como la generación de diferentes programas para ayudar a los niños-as de la época en el desarrollo de esta habilidad.

La creatividad es algo excepcional que todos-as tenemos a nuestro alcance. Nos sirve para tomar mejores decisiones, innovar, hallar más respuestas a los problemas cotidianos y alineamos sueños con logros. Ser creativo-a no es un arte, es un ejercicio que aprender para practicar a diario. Además, la creatividad nos permite salir de la rutina, de nuestra zona de confort y conformismo, educa a nuestra mente para comprender la realidad desde distintas perspectivas y facilita la tarea de resolver problemas.

Podemos diferenciar tres tipos de personas creativas. 

• El solucionador-a de problemas que intenta resolver un asunto de una forma creativa.
• El (la) artista que crea una obra de arte a través de un cuadro, una obra musical, una película… o un proceso como la danza, teatro o performance.
• En tercer lugar, nos encontramos con las personas que adoptan la creatividad como estilo de vida, siendo creativas en el trabajo, en el hogar y en cualquier parte, tanto en sentido extrovertido como introvertido (inventores, ciertos artistas, diseñadores de moda, etc.)

Quiero añadir en este punto a esas personas anónimas creativas que no buscan la fama ni el dinero, ni tan siquiera el reconocimiento, simplemente interactúan en el día a día con suficiente creatividad a través de sus experiencias, habilidades de pensamiento creativo y motivación generando nuevos escenarios, ideas, reflexiones… sobre cualquier tema que aparezca.

Al final, se trata de potenciar nuestra estimulación cerebral para mejorar la creatividad. Ya lo decía Steve Jobs, fundador de Apple: “Crear es simplemente una cuestión de conectar los puntos cerebrales”.

La creatividad incluye imaginación, intuición, hipersensibilidad, curiosidad y autonomía, descubrimiento inesperado de lo que aparece en el cerebro mientras está en un estado de fluidez, de creación. Señalar, que para estimular nuestra imaginación necesitamos una combinación de disciplina y relajación. Entrenarse con la imaginación requiere momentos de descanso y desconexión.

Si quieres activar el estado de fluidez de la creatividad…

• Confía en tu capacidad creativa.
• Sueña despierto y visualiza tus sueños.
• Piensa de forma imaginativa, sin barreras.
• Busca nuevas experiencias.
• Que no te importen las locuras, atrévete con ellas.
• Saca a ese niño-a interior que todos-as llevamos dentro.
• Escribe y lee.
• Pasea, ejercítate (si puedes practicar la meditación, mejor)
• Escucha música, baila, pinta…
• Practica y planifica un tiempo y espacio para crear.

Si hay algo que se trabaja durante un proceso de coaching es la creatividad e imaginación, aprendemos a explorar otros caminos, otras opciones. ¡Cultívala!