PICARESCA

Domingo  /  29 de Enero, 2023

Las pasadas navidades tuve la oportunidad de disfrutarlas en otra ciudad fuera de la península. Entre otras cosas, me llamó la atención la multiculturalidad existente y las largas colas que había que realizar en cualquier sitio: museos, metro, iglesias, tiendas, restaurantes… No tuve ningún problema en las múltiples colas que a lo largo de los días realicé, tampoco presencié ninguna acción de colarse, no pagar, etc. El respeto y la educación eran las notas destacables en cada proceso de espera.

Fue llegar al aeropuerto para tomar el vuelo de vuelta y visualizar un lío generado por personas con cierta picardía que había en la cola para coger dicho vuelo. Gritos, insultos, descalificaciones, incluso alguno llegó a las manos por intentar defender su lugar en la fila de espera. (Picardía es sinónimo de malicia, designa la acción llevada a cabo con engaños y burlas para lograr algún objetivo, en este caso, subir cuanto antes al avión).

Por si fuera poco, la situación se prolongó al recoger las maletas tras aterrizar, así como en las filas de espera de los taxis y autobuses en Madrid.

Uno se pregunta si somos así, que nos gusta apostar por la picaresca, el engaño, la trampa… en lugar de la empatía, respeto y educación. Quiero pensar que son minorías las personas que utilizan estas praxis, pero en ocasiones son tan notorias y repetidas que a uno le confunden.

Es evidente que en todos los sitios hay percances, que a ciertas personas algo les distingue a la hora de guardar cola, en cómo dar explicaciones a otras personas, al coger los ascensores, al subir al metro, autobús, tren, al conducir, con los-as peatones… No todas manejan determinadas habilidades con acierto.

Tampoco sería correcto decir que todos-as los-as integrantes de una comunidad determinada son iguales, porque no sería verdad. Pero sí que puedo señalar que me toca vivir más veces de lo que me gustaría este tipo situaciones y reacciones con nuestros conciudadanos-as. ¿Por qué? ¿Qué nos pasa? 

No sé las respuestas. Pero es evidente que hay personas que se sienten cómodas con este tipo de acciones y/o estrategias para alcanzar sus fines. Un arraigado estereotipo que vincula la picaresca, la mentira y el engaño con ciertos perfiles de ciudadanos-as.

Ahora, a principios de año, cuando todo el mundo está con los objetivos y el capítulo de intenciones a cuestas, me encantaría que pudiéramos hacer una reflexión individual para analizar qué hacemos y cómo podríamos mejorar estos comportamientos. De poco sirve marcarse objetivos a nivel personal y profesional, si no somos capaces de respetarnos y convivir entre nosotros-as.